—Salí en una cita con Pequeño Jiu Jiu porque quería ir al cine, de compras y a jugar videojuegos como lo hacen las parejas ordinarias. Olvídalo... Si aparecemos juntos en público, definitivamente causaremos conmoción —mientras hablaba, el tono de Feng Qing se debilitaba.
Xie Jiuhan abrió sus brazos y la atrajo hacia los suyos. Su voz estaba llena de magnetismo cuando dijo:
—Está bien. Mientras a ti te guste, lo haré por ti.
…
Media hora más tarde, en el Centro Comercial Taihe de la Capital.
Xie Jiuhan y Feng Qing aparecieron. Los dos se tomaban del brazo y se sonreían mutuamente. Aún llevaban mascarillas. No muchas personas conocían a Xie Jiuhan, pero demasiadas personas conocían a Feng Qing, así que tenían que ir cubiertos.
Para su sorpresa, a pesar de estar cubiertos de pies a cabeza, muchas personas aún miraban fijamente a Feng Qing. De vez en cuando, algunas personas pasaban junto a ellos y murmuraban:
—Eh, miren a esa mujer. ¿No parece la Diosa Sirena?