Las pupilas negras de Samantha se contrajeron instantáneamente. Su instinto de supervivencia se activó y ella usó toda su fuerza para darle a Penélope una patada feroz.
La patada infligió algo de dolor a Penélope, haciendo que la fuerza de la mano de Penélope se redujese un poco mientras al mismo tiempo cambiaba la trayectoria de su embestida. Cuando la botella de vidrio penetró en Samantha, no golpeó ningún punto vital.
No obstante, Samantha había recobrado la sobriedad a la mitad de como estaba antes cuando el vidrio afilado penetró su piel.
Samantha bajó la cabeza y mordió firmemente el brazo de Penélope. Tan pronto como Penélope gritó de dolor, Samantha la empujó con fuerza para alejarla.
Luego agarró la herida y corrió de vuelta al bar.
—¡Ni pienses en correr, Samantha! —Penélope fijó su mirada en la figura de Samantha por la espalda y la persiguió.