Qi Minlan no podía quedarse de brazos cruzados. ¿Acaso el Hermano Zhai pretendía marcar distancia con ella?
—¿Abandonada? Qi Minlan, esa es una afirmación seria —había una mirada desconsolada en el rostro de Zhai Yaohui—. La joven simple y pura de aquel entonces había desaparecido con el paso del tiempo, y en su lugar estaba una mujer mundana y grosera que solo se preocupaba por la fama y el dinero. —Si recuerdo bien, al menos antes de que me casara con Miao Miao, siempre me presentabas ante los demás como tu hermano, ¿no es cierto?
En aquel entonces, Zhai Yaohui y Qi Minlan no tuvieron una relación larga. Sus familias sabían que estaban saliendo, pero para los demás, especialmente cuando Zhai Yaohui recogía a Qi Minlan, ella lo presentaba como su hermano a sus compañeros de clase en la escuela y a sus amigos.
—Ya lo he explicado. En ese momento, todavía estaba estudiando y me avergonzaba hacerlo público —Qi Minlan se sonrojó. Se negó a admitirlo.
