—No esta vez. —La expresión de Zhu Chengqi se oscureció. No esperaba que su hijo fuera tan débil que perdiera ante una joven como Shi Qing. En aquel entonces, él y el padre de Shi Qing se unieron al ejército al mismo tiempo.
En ese momento, fue Shi Peng quien perdió ante él. Pero cada perro tiene su día. Diez años después, él tenía un hijo, ¡mientras que Shi Peng tenía una hija!
Su hijo tenía una ventaja sobre Shi Qing debido a su género, pero aún así perdió ante ella. Esta vez, incluso sin el recordatorio de Qiao Nan, Zhu Chengqi ya había decidido hacer que Zhu Baoguo pasara por un entrenamiento intensivo. Era una vergüenza para él.
—Bien, eso es todo. Tío Zhu, debes cuidarte. Adiós. —Después de resolver el asunto de Zhu Baoguo, Qiao Nan no tenía nada más que decirle a Zhu Chengqi.
Después de colgar el teléfono, Qiao Nan suspiró. Debido a Chen Jun, ella no deseaba mantener contacto con la familia Zhu si era posible, especialmente con Zhu Chengqi.
