Esta pequeña niña no tenía conciencia en absoluto.
—¡Lo envié ayer! —Qiao Nan sacó la lengua—. Hermano Zhai, ahora soy estudiante de secundaria. Este es un momento muy crucial para mí. Estoy muy ocupada con mis estudios y tareas. Ni siquiera tengo tiempo para descansar, mucho menos para escribirte cartas. Tuve que escribir la carta que te envié ayer en secreto. De lo contrario, sería descubierta.
—¿Es así? —Zhai Sheng no lo creía—. ¿Algún estudiante te ha molestado recientemente?
—Qiao Nan se recostó y se sentó—. ¿Molestar? Déjame pensar en ello. No estoy muy segura del pasado, pero varias personas me preguntaron si quería ir a la biblioteca con ellos a leer libros este semestre.
—¿Están interesados en ti?
—¿Cómo lo sabes? —Qiao Nan estaba sorprendida—. Solo le había dicho al Hermano Zhai que la gente la había invitado a la biblioteca. ¿Cómo llegó a esa conclusión?
