El corazón de Qiao Nan se dolía al ver la cara de derrota de su padre. Casi cometió el mismo viejo error.
Qiao Nan apretó los dientes y finalmente dijo —Papá, mientras Mamá y Hermana no me provoquen, seguiré tratando a mi hermana como a un pariente. Si ella conspira contra mí y no me trata como su hermana, yo tampoco la trataré como tal.
Dados los acontecimientos de su vida anterior, ¡habría tratado a Qiao Zijin como su enemiga si hubiese sido de voluntad fuerte!
—Está bien, no diré nada más —Qiao Dongliang sonrió con dificultad. Sabía que Qiao Nan ya había cedido.
Qiao Nan era muy generosa al poder decir esto, dado que Qiao Zijin estaba empeñada en pisotearla.
—No te ves muy bien hoy. ¿Te sientes incómoda? Aún no te has levantado y ya son las ocho en punto —Qiao Dongliang decidió concentrarse en ser un buen padre.
