—¿Mi hermana estaba preocupada por mí y por eso, como Mamá, insistía en que yo era una ladrona? ¿O era porque no soportaba que me estuviera yendo bien y quería aliarse con Mamá para incriminarme? —se preguntaba Qiao Nan a sí misma sin poder creer lo absurdas que podían ser las motivaciones de su hermana y su madre.
—Esto… —No había forma de que Qiao Dongliang pudiera hablar a favor de Ding Jiayi y Qiao Zijin.
Estas dos mujeres descabelladas, una no podía reconocer a su hija, mientras que la otra no podía reconocer a su hermana menor. No podían ni siquiera reconocer a Qiao Nan. Eso demostraba que realmente no le tenían cariño a Qiao Nan. Qiao Dongliang no podía defenderlas en absoluto.