No recuerdo lo que me pasó después de aquella explosión, pero lo que si puedo recordar es los gritos de la princesa y sus amigos, clamando por mi nombre, a lo mejor lo hice bien pero…, ¿a que precio?.
Pell observaba lo que parecía ser su lápida que se encontraba en una parte del desierto, pero con el detalle de que su pelaje había sido arrancado y quemado debido a las llamas que el estallido le originó al momento de explotar en sus pies la bomba y el susodicho fenómeno lo consumiese rápidamente dejándolo casi desplumado y con quemaduras muy graves. Es en ese instante, que vuelve a su estado normal, con el agravante de que su piel también tenía los mismos padecimientos que en su forma zoan; quemada y con putrefacción en algunas zonas del cuerpo. -No puedo permitirme que su Alteza y su padre, su Majestad, vean este harapiento y tan ruin aspecto que llevo en estos instantes- dijo Pell. El susodicho avanzó en busca de un lugar hacia donde esconderse hasta pasado el mal momento, pero cada paso dado, era un martirio que padecía constantemente, ya que sus pies, dañados por semejante artefacto, combinado con un sol penetrante, hicieron de esta travesía un calvario del que pensaba que no podría superar; finalmente, encontraría una pequeña campaña a las afueras de Alubarna, donde se alojaría hasta poder recuperarse. El tiempo fue pasando y a medida que las noticias sobre que los sombreros de paja iban liberando algunos lugares antes de llegar a Enies Lobby, el aspecto de Pell lucía cada vez más desgarrador siendo que ahora su brazo izquierdo se encontraba completamente quemado y con signos severos de posible necrosis y estando sus piernas prácticamente inutilizables, decidió de forma repentina y súbita, irse de Arabasta, para no avergonzar a quienes juro lealtad y protección hasta el final, pero su aspecto lo llevaría a partir en busca de una solución a sus problemas y con ello tener esperanza de volver a servir a la familia real.
La noticia de que los Mugiwaras se revelaban en contra del Gobierno Mundial no tardo en llegar a Arabasta y con ello incertidumbre entre sus habitantes de lo que podría ocurrir. La incertidumbre se hacia presente entre aquellos que creen en los Sombreros de Paja, entre ellos la familia real; -¿Que opina de esta noticia, Majestad?- dijo Igaram mientras le entregaba el periódico a Cobra, -el pueblo no ha tardado en mostrar su apoyo a los Sombreros de Paja, debido a la estrecha relación que tuvieron con su hija, Majestad- agrego Igaram. -Igaram, hay algo que debo decirte, pero necesito que cierres la puerta- dijo el Rey Cobra, -¿es confidencial?- dijo Igaram, -Sí- respondió Cobra. La puerta la cierra tras de si, sin poder escucharse lo que el Rey Cobra le dice a Igaram. Vivi se encontraba en los jardines del palacio releyendo la página donde los Sombreros de Paja inician el ataque a Enies Lobby, siendo la nota un ataque al accionar de los Mugiwaras, -el Gobierno debe estar ocultando algo para que hablen mal de mis amigos- sus pensamientos fueron interrumpidos con el llamado de Chaka para que tomase su merienda, -esta bien, ya voy- dijo Vivi volviendo al palacio junto con Karoo. Chaka sólo pudo observar el cielo antes de volver a su puesto, -a donde sea que estés, nos volveremos a ver, amigo- yéndose del jardín para retomar sus tareas.
Pell se encontraba en el puerto de Nanohana camuflado con una túnica larga de color negro con detalles amatistas, un turbante que cubría toda su cabeza y un velo negro que tapan sus ojos para pasar desapercibido, tomaría un pequeño barco que se dirigía hacia Water Seven con la esperanza de poder sanar sus heridas y, en algún momento, regresar a demostrar que no estaba muerto.
En compañía de unos mercantes de telas y especias, la pequeña embarcación tomaría rumbo hacia la isla famosa por sus astilleros y canales, sin imaginar que el recorrido terminaría en una vorágine inesperada debido a una emboscada de la que el ex centinela real de Arabasta no estaría preparado…
CONTINUARA….