Las bestias, confiadas en su impulso hacia sus oponentes, no esperaban que sus extremidades delanteras se rompieran en respuesta a los disparos certeros de los guardias. Estas, tropezando por el golpe inesperado, perdieron el rumbo y no llegaron contra Clorinde, Wriothesley y Aether, permitiendo así a nuestros aliados recuperar el aliento y reorganizarse.
Viendo la situación adversa de Aether, avancé decididamente hacia la bestia que tenía enfrente, saltando hacia su espada y utilizando la lanza para atacarla en la nuca. El impacto fue preciso, y la bestia se tambaleó debido al dolor y sorpresa de mi ataque súbito.
El golpe inicial no fue suficiente para eliminarla, ya que la bestia respondió con sus tenazas en un intento de contraatacar. Sin embargo, debido a mi posición, le costaba mucho alcanzarme adecuadamente, ya que su movilidad se vio limitada por el daño a sus extremidades delanteras.
Tras evaluar la situación, decidí usar la espada para golpear repetidamente su nuca, marcándola con una serie de cruces. A continuación, cargué con la lanza hacia la zona marcada, consiguiendo un impacto más profundo y definitivamente letal, culminando con la muerte de la bestia.
Wriothesley no perdió el momento y aprovechó la ocasión para congelar gran parte de su oponente, lo que limitó aún más su movilidad. Esto permitió a los guardias apuntar con mayor precisión hacia la nuca vulnerable del monstruo, finalmente matándolo con sus disparos bien colocados.
Una vez que finalicé con mi oponente, noté que mi espada había llegado al límite de su utilidad y ya no la podía usar para el siguiente combate. Sin embargo, esto no me detuvo, y me lancé contra la siguiente bestia, utilizando el asta de mi lanza como un garrote y golpeando repetidamente su cabeza con todo el poder posible.
Tras mis ataques con la lanza, la bestia quedó momentáneamente aturdida, proporcionando una oportunidad para que Clorinde actuara. Con su clásico gesto estoico, apuntó con su mosquete imbuido de poder electro y disparó a la frente del monstruo. Ese breve período de tiempo fue suficiente para que Clorinde acumulase suficiente poder electro para devastar la cabeza de la bestia al completo.
Confieso que presenciando la poderosa demostración del ataque de Clorinde generó un escalofrío en mí y me hizo reconsiderar la posibilidad de provocarla en el futuro, ya que quedó claro que poseía una fuerza considerable y no era alguien con quien debiera meterme.
Con el último monstruo finalmente derrotado, la invasión del fuerte llegó a su fin. Después del arduo combate, y gracias a nuestros aliados y los guardias, habíamos logrado recuperar control del fuerte y poner fin a la amenaza representada por las bestias.
Un silencio tenso se apodero del fuerte, mientras los guardias respiraban aliviados y recuperaban el aliento tras el arduo enfrentamiento. Fue entonces cuando mi mirada se posó en Clorinde, quien había desplegado una poderosa muestra de fuerza durante la pelea.
Clorinde, a pesar de su gesto serio y estoico, se encontraba en un estado ligeramente desaliñado tras la batalla. Su sombrero había caído, lo que había provocado que su cabello se soltara y cayera sobre su espalda y cintura. Sus medias estaban rasgadas, y su respiración ligeramente agitada debido a la fatiga y el sudor recorría su rostro. Aunque ella acostumbraba a mantener una actitud formal y seria, en ese momento, no pude evitar notar que su aspecto era bastante atractivo y murmure en voz baja:
Karl: Hermosa
La habitación se sumió en silencio después de mi susurro accidental, y Clorinde, que había estado limpiando su mosquete, se detuvo y levantó la vista hacia mí. Podía sentir cómo su mirada se dirigía hacia mí, como si estuviera tratando de descifrar lo que había dicho. De pronto, una pequeña sonrisa se formó en su rostro, pero esta no era una sonrisa arrogante ni altanera como esperaría. Más bien, era una sonrisa suave y ligeramente divertida, llena de un toque de ironía.
Sus ojos se cruzaron con los míos mientras la sonrisa permanecía en su rostro y pude percibir una especie de emoción en ellos. Era una combinación de sorpresa y diversión, como si hubiera escuchado algo inesperado pero ligeramente cómico. Clorinde guardó silencio por un momento antes de responder suavemente:
Clorinde : ¿De verdad crees que es el momento adecuado para hacer un comentario como ese?
Una leve sonrisa apareció en mi rostro al escuchar su pregunta, pero al mismo tiempo, no negué ni siquiera indirectamente lo que había dicho.
Clorinde: Ya veo, parece que tu lengua ha adquirido cierta independencia y se ha tomado algunas libertades.
El pequeño toque de ironía en sus palabras se hizo presente, pero no sonaba como si se estuviera quejando o reprendiendo. Más bien, parecía encontrar humor en la situación.
De pronto, mi atención cayó en el suelo y noté algo allí, se trataba del lazo de Clorinde. Instintivamente, decidí recogerlo y me acerqué a ella mientras lo sujetaba en mi mano.
Una pequeña sonrisa apareció nuevamente en su rostro cuando le entregué el lazo y, con un tono ligeramente divertido, respondió:
Clorinde: Gracias por recuperarlo.
Clorinde tomó el lazo en sus manos y lo sostuvo con cuidado, observándome a través de sus ojos azul oscuro.
Clorinde: No te preocupes, no me molesta que te hayas fugado. Al menos has servido de ayuda en el combate.
Wriothesley se acercó a nosotros y le ofreció su saco a Clorinde, quien aún estaba ligeramente desaliñada debido al combate. Su gesto serio y estoico permanecía presente en su rostro, aunque su mirada se había aligerado ligeramente ya que parecía estar ligeramente divertido por la situación.
Clorinde miró de reojo a Wriothesley y luego a su saco antes de aceptar con un pequeño asentamiento. Se colocó el saco alrededor de los hombros, cubriendo un poco su ropa ligeramente desarreglada y la mayor parte de sus piernas debido a las medias rotas.
Observando a Wriothesley, noté que su expresión demostraba un leve signo de incomodidad. Era como si hubiera percibido la interacción entre Clorinde y yo y esto hubiera provocado cierta tensión en él.