—¿Qué pasó?
Elly Campbell relató lo que acababa de ocurrir a Adam Jones.
La mirada de Adam Jones cayó sobre el dorso de la mano de Elly, que estaba cortada por la espada de juguete, y la frialdad en sus ojos se intensificó.
—Primero ocupémonos de la herida.
Adam Jones tomó a Elly y comenzó a irse, pero esas personas no estaban dispuestas a dejar pasar tal buena oportunidad de extorsión e inmediatamente se precipitaron para bloquearles el camino.
—¿Qué, crees que puedes irte sin compensar?
Había cuatro hombres en su grupo, más una mujer y un niño.
Aunque discreta, la vestimenta de Adam Jones revelaba un lujo exquisito, suficiente para mostrar que era muy adinerado.
¿Cómo podrían dejar escapar tal oportunidad?
Adam Jones ya estaba furioso porque su esposa había sido acosada, y ahora un hombre se atrevía a avanzar buscando problemas.
Los ojos de Adam se entrecerraron, lanzó una patada con una pierna larga, enviando al hombre que bloqueaba su camino a volar, —¡Pierdete!
