—¿De quién habría heredado ese pequeño su narcisismo? —rió Adam Jones y frotó la cabeza de William Campbell—. Hermana será como Mami y se convertirá en la niña más hermosa del mundo.
En su tono había un anhelo inconfundible; el cariño en sus palabras instintivamente hacía latir el corazón del oyente.
Elly Campbell estaba en lo alto de las escaleras, imaginando inconscientemente a Adam Jones sosteniendo una niña y transformándose en un papá tierno, los rincones de su boca se curvaban involuntariamente.
Pero pronto, su sonrisa se endureció en sus labios, y levantó la mano para darse una ligera bofetada en la mejilla.
—¡En qué estaba pensando! —Aunque fuera a tener una hermanita para William, ¡definitivamente no sería el hijo de Adam Jones!
Notando el movimiento arriba, Adam Jones instintivamente miró hacia la escalera y vio a Elly Campbell de pie en silencio, con las mejillas teñidas de un rubor.
