—Pero ella era solo una sirvienta, y no era su lugar comentar sobre los asuntos de sus amos, así que cuando la Anciana habló, ella no respondió, pero en cambio ofreció consuelo:
—Las palabras que le dijiste a la Señorita Elly hoy, debería poder tomar algunas de ellas en serio. Por favor, no te enojes, alterarte es malo para tu salud.
—La Señora Jones suspiró suavemente y sacudió la cabeza.
—Después de todo, Elly era su propia nieta, y esperaba que la niña prosperara. De lo contrario, conociendo el temperamento de Adam, si realmente se enfurecía, incluso con su propia hermana, no sería indulgente.
—Adam Jones condujo desde la residencia Jones hacia la casa Campbell, ocasionalmente mirando al gato de peluche que había colocado en el asiento del pasajero, sintiendo un leve sentido de aprensión.
—Siempre estaba preocupado de que la mascota que había elegido podría no ser del agrado de su esposa.
—Al llegar a la residencia Campbell, un sirviente se acercó inmediatamente y dijo:
