—¿Estaba Elly insinuando que vendría a verlo nuevamente mañana?
Por la tarde, ese molesto James Churchill dijo que podría ser dado de alta mañana por la mañana, pero él pensaba… en realidad, podría quedarse algunos días más.
Adam Jones tomó una decisión silenciosa en su corazón.
Al ver la alegría indiscutible en los ojos de Adam Jones, Elly se quedó algo sin palabras.
No esperaba que Adam Jones fuera tan fácil de complacer; solo un bol de sopa podía hacerlo tan feliz que parecía estar listo para explotar en el acto.
Desviando sus pensamientos y oyendo los sonidos continuos de notificación del computador cercano, Elly frunció el ceño y no pudo evitar hablar para recordarle:
—Deberías descansar bien durante tu estancia en el hospital. Deja que Asistente Baker maneje los asuntos de la empresa.