Adam Jones nunca soltó su mano, sus ojos fijos en ella intensamente, como un niño voluntarioso.
Aunque su rostro no mostraba emoción, su tez se volvía cada vez más desagradable.
—Vale, entremos —dijo.
Al ver que Elly Campbell finalmente aceptó bajar, la cara de Adam se iluminó de alegría, pero él siguió sosteniendo su brazo sin soltar.
Elly lo ayudó a entrar en la habitación, ambos ignorando por completo a Sophie Baker que estaba parada en el corredor afuera, todavía fingiendo ser lamentable.
Sophie no habría esperado que cuando Elly la vio sosteniendo a Adam, no hubiera ninguna reacción. No solo Elly no abandonó a Adam para irse, sino que incluso se quedó para acompañarlo.
Recordando lo humilde que Adam había actuado delante de Elly hace solo un momento, en comparación con antes en la habitación del hospital cuando parecía detestar su existencia, los dientes de Sophie rechinaban de odio.
Incluso abrazar a Adam no podía provocar a Elly; no lo soportaba.
