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Después de un momento de distracción, Elly Campbell de repente volvió a la realidad y miró al hombre que estaba a su alcance, sintiendo de lleno su poderosa aura.
—¿Para qué llamas a la puerta con tanta urgencia, qué pretendes hacer? —La voz de Adam Jones era ligeramente profunda, magnética y sexy, y se elevaba delante de ella, llevando consigo, de manera invisible, un encanto elusivo.
—Tú... —Antes de que pudiera terminar sus palabras, Adam la interrumpió con dos risitas burlonas. Apoyó una mano en la puerta detrás de Elly y cerró la otra en un puño, sus labios dibujaban una sonrisa y había una leve sonrisa en sus ojos.
—No estarás pensando en entrar a verme bañar, ¿verdad? —El color del rostro de Elly se desvaneció al instante, pensando en el pánico que había sentido fuera de la puerta apenas momentos antes, su tez solo empeoraba.