—¿Toda la Corporación Jones es mía? ¿No tienes miedo de que la deje en los huesos, Presidente Jones? —Ella arqueó una ceja y replicó.
—Mientras tengas la capacidad, puedes llevarla donde quieras —Adam Jones dijo con una sonrisa, pero la seriedad en sus ojos estaba lejos de ser una broma. Desafortunadamente, Elly Campbell lo tomó como una broma, sin tomárselo en serio en absoluto.
Se rio:
—Toda la Corporación Jones es de hecho atractiva, pero mi apetito es demasiado pequeño y no tengo suficiente capacidad para tragarme un pedazo de pastel tan grande. Gracias por la oferta, Presidente Jones. —Ella declinó alegremente.
El corazón de Adam se hundió levemente, sabiendo que Elly rechazaría, pero aún así sintió algo de decepción.
—Como la mayor accionista de Campbell, ¿no quieres considerar los intereses de Campbell? —preguntó a regañadientes, solo para ver a Elly encogerse de hombros:
—Pronto dejaré de serlo, los intereses de Campbell no tienen nada que ver conmigo.