Los movimientos de Adam Jones se detuvieron por un momento, y al siguiente segundo entendió lo que ella quería decir. Su mirada se bajó para mirar a Elly Campbell, y las comisuras de sus labios se curvaron ligeramente.
—¿Realmente quieres que William se quede un poco más a mi lado? —Ella alzó la vista hacia él, sus ojos claros, el blanco y negro distintos y en el fondo de sus ojos, había una expectativa apasionadamente contenida.
Estaba en la forma en que ella lo miraba, como si esos ojos claros, tan puros que ni una mota de polvo podría mancharlos, parecían revelar cualquier pensamiento que pudiera escaparse de ellos.
Sin embargo, cuando Adam Jones miraba en estos ojos, los sentía arder fieramente, revolviendo sin intención ese lugar usualmente tranquilo en las profundidades de su corazón.
—Eso depende de cómo me trates —dijo él.
