Adam Jones miró en el espejo retrovisor a la madre y al hijo en el asiento trasero, bajando suavemente los ojos mientras las comisuras de sus labios se curvaban en un suave arco.
William Campbell estaba exhausto de jugar todo el día y se había quedado dormido en el auto para cuando llegaron a casa.
Elly Campbell lo bajó del auto, y Adam Jones ya se había acercado a ella —Déjame tomar al niño.
Elly lo miró, frunció el ceño y dijo —¿Por qué todavía no te has ido?
—¿Acaso no estoy en camino a mi casa ahora?
Adam sonrió levemente, tomando a William en sus brazos.
—Adam Jones, no puedes estar seriamente pensando en volver conmigo, ¿verdad?
Esta pregunta había sido discutida tantas veces que la propia Elly estaba cansándose de ella.
—Ya he respondido a esta pregunta muchas veces —Adam replicó, sosteniendo al niño y dirigiéndose hacia el corredor, con Elly frunciendo el ceño y siguiéndolo a su lado.
—¿Por qué?