—Se está haciendo tarde, deberías volver —dijo ella.
Adam Jones acababa de regresar al salón cuando escuchó a Elly Campbell ordenarle que se fuera.
Adam le dirigió una mirada fría y caminó hacia el sofá, donde se sentó con despreocupación. Con sus largas piernas cruzadas perezosamente y su cuerpo reclinado contra el respaldo del sofá, exudaba un aire de encanto natural.
Aunque estaba sentado y mirando hacia arriba a Elly Campbell, su presencia parecía dominar la de ella.
—Sin prisa, vivo cerca —respondió.
El apartamento en el que vivía Elly Campbell estaba en un distrito comercial con varios hoteles de lujo cercanos, y ella supuso que él estaría alojado en uno de esos hoteles.
—Pero yo quiero irme a dormir, Sr. Jones.
¿No podía captar la indirecta con una orden tan obvia de marcharse?
Elly Campbell miró a Adam con indiferencia, asombrada de lo descarado que se estaba volviendo.