Punto de vista de Casio continuado…
No podía apartar mis ojos de ella.
Sus curvas eran hermosas y todo en ella desprendía una inocencia y pureza que resultaban cegadoras. Era como la comida más deliciosa que jamás había existido y me hacía salivar de una manera muy extraña, a pesar de que se había caído y debería ir a ayudarla. Estaba ocupado disfrutando del banquete visual.
Su pecho subía y bajaba y podía sentir su busto hincharse como el río cuando el hielo se derrite. El agua brillaba sobre su piel y resplandecía como las gemas más raras en la luz tenue.
Mi nuez de Adán subía y bajaba mientras tragaba mi propia saliva mirándola. ¡Oh señor, por qué en el mundo tuvo que pasar esto!?
Era una tortura agridulce verla pero saber que no podía ni siquiera tocarla. Finalmente movió sus manos de sus tobillos y entonces ella miró hacia arriba. Nuestras miradas se encontraron y ella parecía atónita. Era evidente que pensaba que me había ido.