—Su majestad, la archiduquesa solicita una audiencia.
—Déjenla entrar.
Entré sorprendida de que tengamos que perder el tiempo aquí, pensaba que su carruaje estaría listo para partir cuando llegara aquí. Pero aquí estaba, pidiendo audiencia y esperando que ella me recibiera. Al entrar, sostuve mi vestido y le hice una reverencia cortés.
—¡Salve a la gloria del imperio, su majestad!
—Puede levantarse, duquesa.
—Por favor, siéntese.
Fruncí el ceño cuando me pidió que me sentara, pensé que íbamos a la ciudad.
—Su majestad, pensé que íbamos a la ciudad.
—Habríamos ido, pero como habrás escuchado ese día, mi hermano Mariano también vendría —dijo y suspiré internamente, pensé que era solo para obtener permiso,..
—Pensé que ambos vendrían en el mismo carruaje, o tal vez juntos en diferentes carruajes. Pero no esperaba que ambos no se comunicaran en absoluto, y que él quedara esperando mientras tú te retrasabas.