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En la antigüedad, las mujeres, especialmente las de familias pobres, tenían un bajo estatus social. Una vez casadas, a menudo perdían su voz y poder. Encontrar un esposo considerado era un golpe de suerte, ya que al menos alguien entendería cuando estuvieran cansadas.
Sin embargo, si una mujer terminaba con un esposo inconsiderado, su vida podía volverse insoportable. Esta era la situación para una joven nacida en una familia campesina en apuros. Se preguntaba si el matrimonio podría traerle felicidad, pero con solo 13 años, su cuerpo no estaba preparado para tal compromiso.
Hu Feng permaneció en silencio, su expresión tensa finalmente se relajó. Después de que concluyó el tratamiento de acupuntura, preguntó:
—¿Por qué me has dado acupuntura varias veces, y aún no hay signos de mejoría?
Bai Zhi guardó cuidadosamente sus agujas de plata y respondió sin mirarlo: