—¿Romperle el brazo otra vez? —Solo al recordar cómo Hu Feng se había vengado de Bai Dazhu les daba escalofríos, una fuerte advertencia de no tocar siquiera a Hu Changlin. Solo pensar en ello ya era suficiente para hacerles temblar.
La señora Liu estiró el cuello y escaneó brevemente el patio. Luego, le susurró al oído de la anciana —Niang, no veo a Zhao Lan aquí. Debe estar en su cabaña. ¿Por qué perder el tiempo con Hu Changlin? Vamos directamente a buscar a Zhao Lan.
La Anciana Bai asintió y se dirigió a Hu Changlin —Ya que no está aquí, nos iremos. Si ella regresa, por favor házle saber que la estuvimos buscando.
Al final, la suegra y la nuera no esperaron la respuesta de Hu Changlin. Giraron y se dirigieron hacia su propio hogar. Hu Changlin no le dio mayor importancia y simplemente volvió a entrar en su casa.
Después de dar una breve vuelta por el pueblo, la Anciana Bai y la señora Liu se dirigieron directamente hacia la cabaña donde residía Zhao Lan.