Cuando la voz de Bai Dazhu llegó a los oídos de las tres mujeres dentro de la casa, salieron apresuradamente.
—¡Oh, has llegado! ¿Ya comiste? —saludó calurosamente la Anciana Bai al Jefe de la Aldea Li.
—No te preocupes por eso. Debemos abordar este asunto legal primero. Aún necesitan confirmar los documentos. Déjame decirte, una vez que firmes este formulario, no hay vuelta atrás. Así que, tómate un tiempo para reconsiderarlo —movió la mano el Jefe de la Aldea Li.
—Niang, no necesitas pensarlo mucho. Solo fírmalo —instó la Sra. Liu, siempre ocupada, mientras tomaba el formulario y se lo entregaba a la Anciana Bai.
la Anciana Bai miró a Bai Dazhu y luego a Bai Erzhu. Pensó que, dado que Bai Erzhu estaba decidido a separarse y no quería mantenerla, podría también enviarlo lejos y cobrar esas 20 monedas de plata.