—La cama del hospital no era cómoda, ni un poco, o quizás he vuelto un poco sensible después de vivir una vida de lujo... —pensé en ello e hice un puchero—. Sí, ese es el problema. O tal vez lo siento más debido a mi lesión. Una lesión de espalda está destinada a hacer que acostarse sea incómodo. —Suspiré por cómo me había convertido—. Qué príncipe me había vuelto. —Me burlé de mí mismo—. No puedo creer que hubo un tiempo en que dormí en el suelo con rocas como almohadas. —Cerré los ojos y me relajé—. Mi tratamiento había sido atendido y mi herida estaba sanando bien.
—La puerta de mi habitación se abrió y Azalea entró. Tenía la nariz vendada y tengo que decir que era un poco gracioso. —Hey~ qué bonita nariz tienes ahí—. Le guiñé un ojo y le pasé una sonrisa.
—La molestó:
— "Viendo cómo puedes bromear así, debes estar completamente bien."
—¿Por qué no iba a estarlo? Yo soy yo."
—Claro que sí—. Se acercó: