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—Nora, buscamos a Azalea por todas partes pero no pudimos encontrarla. Alrededor de las 6 a.m., mientras todos volvíamos, la vi caminando desolada detrás de Arius.
Los tres intercambiamos miradas de horror y corrimos hacia ellos.
Arius miró primero —¿Y dónde estaban ustedes tres?
Azalea nos negó con la cabeza.
—Solo salimos a dar un paseo matutino —dijo Ben con su sonrisa más incómoda y sentí ganas de darme una palmada en la cara, pero tuve que controlarme. Solo me alegro de que Azalea parezca estar bien.
—Ustedes dos —Arius nos señaló a mí y a César—, tengo una tarea para ustedes dos.
***
César y yo estábamos en el pasillo subterráneo del sitio de la subasta.
—Así que tenemos que asegurarnos de que nadie ponga sus manos en la chica y que sea entregada de manera segura al hermano de Eli, Lexus —César asintió—. ¿No podemos simplemente comprarla directamente?
César negó con la cabeza.
—Nadie puede descubrir que estamos detrás de esto —dijo César.