—Me senté en la biblioteca mirando por la ventana preguntándome a dónde habría ido Arius —él había vendado sus brazos y cambiado su camisa antes de salir hacia algún lugar—. Me alegro que haya sido solo un corte.
Parecía saber quién era el agresor y viendo cómo huyó de esa manera. Probablemente no sabía que Arius estaba allí. Quiero decir, nadie huiría al verme a mí.
Él me mintió.
¿Para mantenerme tranquila? ¿Para que no me preocupara? ¿Qué está escondiendo? Incluso se lastimó, ¿para protegerme?
Escuché a alguien acercarse y miré hacia otro lado para ver a Ayaan. Su pequeña estatura sostenía un bloc de notas en sus manos. Es difícil creer que tiene trece años.
Le sonreí y palmee el cojín a mi lado, indicándole que viniera a sentarse conmigo.
Él se acercó y tomó asiento a mi lado. También miró por la ventana. No hay mucho que ver aparte de árboles y el cielo, pero aun así es de alguna manera tranquilizador.