—Trasladé mis cosas al cuarto piso. Al final no pude huir. No encontré el coraje para hacerlo.
Mi habitación estaba frente a la de Arius, al otro lado del pasillo.
—Me senté en la cama de la enorme habitación preguntándome ¿qué sucederá ahora?
Alguien llamó a la puerta y me levanté para ver quién era.
Abrí la puerta ligeramente.
—¿Huang fei? —Abrí la puerta por completo.
—¿Cómo está usted, señorita? —me saludó con una reverencia—. Vengo a entregarle un juego de ropa —Me mostró y me entregó un vestido cubierto en una percha.
—¿Vestido? ¿De parte de quién?
—Del joven maestro. No es exactamente un vestido, pero espero que lo use. El maestro lo solicitó para que usted lo use y venga a su habitación.
—¿Eh?
—Bueno, entonces señorita —Hizo una reverencia y estaba a punto de irse cuando lo detuve.
—¡Huang fei!
—¿Sí, señorita?
—Eh, ¿cuánto tiempo lleva conociendo a Arius?
—Toda su vida. Lo he visto crecer desde bebé hasta convertirse en un buen hombre.