—Felicitaciones —sonrió— por tu primer asesinato. Pronunció las palabras como si no significaran nada para él.
—Primer asesinato —aplaudió por mí como si matar a alguien fuera algo de lo que estar orgulloso. Algo que se suponía tenía que hacer, como si estuviera dado por hecho.
Primero, estaba en shock y miré a Arius con los ojos muy abiertos y una expresión vacía, luego se transformó en incredulidad. ¿Realmente acabo de matar a alguien?
Eché un vistazo al cuerpo que yacía frío en el suelo.
Acabo de asesinar a alguien. ¡Asesinar!
Pensar en ello hizo que mis emociones se volvieran rojas y miré a Arius con furia. ¡Él me obligó a hacerlo!
Ahora estaba enfurecida y levanté mi pistola contra Arius con enojo. Él no se movió de su lugar, la horrenda sonrisa en su rostro no desapareció.
Simplemente me devolvió la mirada con curiosidad, como esperando mi próximo movimiento.
Sus expresiones relajadas, sin ningún signo de miedo, me hicieron perder el control y disparé la pistola.
…