```
No sé ni cómo pasó todo el día. Solo había una cosa en mi mente. Su sonrisa.
Su sonrisa.
Sonrisa.
—Oh Dios. Se veía tan guapo.
Me sacudí la cabeza y me mordí el labio inferior. —Debería preparar algo de comer en vez de pensar en tonterías.
Me levanté, abrí el libro de recetas que compré en la tienda y empecé a cocinar. Apenas he cocinado alguna vez y todavía me asombra que pueda cocinar tan bien.
Me pregunto si alguna vez come en casa. Un pensamiento aleatorio cruzó mi mente y lo deseché.
No queriendo gastar demasiada energía, simplemente hice una salsa sencilla de pollo para comer.
Al poner el plato en la encimera, se abrió la puerta principal.
Lexus entró en la casa. Se veía agotado y distraído. De hecho, ni siquiera me notó y siguió caminando.
Yo solo me quedé parada en mi sitio mirándolo cuando de repente vaciló. Instintivamente corrí y lo sostuve antes de que cayera.
—¿Estás bien? —me miró, notándome por primera vez—. ¿Qué te pasa? ¿Por qué te ves tan agotado?
No me respondió, solo se zafó de mi apoyo e intentó caminar de nuevo, aunque falló y traté de sostenerlo otra vez, pero él levantó la mano hacia mí, gestándome que me quedara quieta. Logró arrastrarse al sofá y se desplomó allí.
Me quedé quieta en mi lugar unos segundos y luego me acerqué a él.
—¿Maestro? —él me echó una mirada— ¿Comiste algo hoy?
Desvió la mirada y cerró los ojos, —no. No encontré el momento.
No es de extrañar. No come, no duerme. Es obvio que estaría tan agotado.
Me di la vuelta, corrí al mostrador de la cocina, cogí el plato de salsa de pollo y volví al salón. Puse el plato en la mesa y Lexus abrió los ojos para ver qué estaba pasando.
—¿Qué es esto?
—Deberías comer. No has comido en todo el día.
—Dijiste que no sabías cocinar.
—Fue mi primer intento.
—¿Y quieres que coma eso?
No pude responderle. En realidad no lo había probado, así que no podía decir nada al respecto. Pero aún así, no quería que se quedara con hambre. Tenía la sensación de que lo estaba haciendo a propósito, como si no le importara, pero aún así no me gustaba verlo así.
Tomé el plato, serví la salsa con una cuchara mientras Lexus me miraba y llevé la cuchara frente a su boca.
—Ah~ —él solo me miraba, sus ojos explorando los míos en busca de respuestas—. ¿Desconfiaba de mí? Qué extraño. Solo quería que comiera, sin segundas intenciones—. ¿Solo una cucharada? Por favor, Maestro.
Desvió su atención a la cuchara. Mirándola como si fuera algo sucio.
Entonces abrió la boca y la comió. En cuanto lo hizo, se detuvo por un momento, sus ojos se abrieron de par en par por un instante, luego se la tragó.
```
Una sola cucharada y su tez mejoró. —¿V-ves? No estaba mal, ¿verdad? —Espero que no estuviera —se detuvo un momento—, así que realmente espero que no estuviera mal.
—No está —dijo él.
—¿Eh?
—De hecho, sabe bien —me dio una leve sonrisa y mi corazón dio un vuelco.
—¿Q-q-quieres comer m-más? —¿Por qué estoy tartamudeando otra vez?
Lexus tomó una respiración profunda intentando controlarse.
Solo espero que no fuera a reírse de mí otra vez.
Volteó la cabeza hacia mí. —¿Por qué no me das de comer el resto?
—¿Eh? —Mi cerebro no lo procesó al principio.
—Te estoy dando una orden.
—¡Ah! ¡Sí! —Claro. Soy su esclava —saqué otra cucharada llena de salsa y se la di. Pero lo cierto es que empecé a ponerme nerviosa. Tenía los ojos clavados en mí. Estaba tan nerviosa que accidentalmente derramé un poco de salsa en su boca—. ¡L-lo siento!
Dejé el plato en la mesa y estaba a punto de coger los pañuelos cuando él me detuvo.
—Límpialo con tus labios —exigió.
—¿Mis labios?
—Hmm —me asintió con la cabeza y se recostó en el sofá.
¿Mis labios? ¿Qué?
Miré su cara. Un poco de salsa en la esquina de sus labios y hacia abajo. Tragué y coloqué mi rodilla entre sus piernas, mis manos en el respaldo del sofá, al lado de su cabeza y me incliné para 'limpiarlo'. Mi corazón empezó a latir fuerte mientras estaba a punto de lamer la esquina de sus labios, pero luego frenéticamente solo lo limpié con mi manga y me senté de nuevo.
Lexus claramente no estaba contento con mis acciones.
—¿Hubo algo de lo que dije que no pudiste entender? —Su voz tan fría como siempre.
—N-no... —No tenía ninguna excusa que dar. Simplemente estaba demasiado avergonzada para hacerlo. Miré hacia abajo.
De repente él agarró mi muñeca y me atrajo hacia él, estrellando sus labios junto a mí. A diferencia del beso anterior que una vez me dio, este lo inició con rudeza. Tan brusco que apenas podía seguirle el ritmo. Exploró mi boca con su lengua y sentí mariposas en mi estómago. Se sentía extraño, era diferente a cualquier otro sentimiento que había experimentado antes.
Intentando sostenerme deslicé mis manos en su cabello. Era como una bestia, tan lleno de hambre, listo para devorar.
Sentí mi cuerpo debilitarse.
Finalmente se apartó después de no sé cuánto tiempo. Jadeaba como loca.
Podía decir que estaba roja, sentía el calor saliendo de mis orejas y mejillas.
Al verme desordenada, Lexus me dio una sonrisa burlona. Una sonrisa diabólica de satisfacción.
—Una mala esclava siempre debería ser castigada. ¿Verdad?
¿Respondo a eso? Solo asentí.
Me recogió un poco de cabello detrás de la oreja. —¿Qué hacer? —Me miró divertido—, aún no estoy del todo satisfecho con el castigo.