—¿Mi hijo? —Arius inclinó la cabeza confundido, pero no perdió su sonrisa.
—Sí, Arius. Di a luz hace tres meses —respondió Macy—. De repente dejaste de verme, no tuve otra opción que venir a encontrarte, pero tu mayordomo ha sido realmente molesto. Simplemente no me dejaba verte —Macy parecía completamente seria.
—Macy —comenzó Arius—, realmente dudo que tengas a mi hijo —Macy levantó la mano para detenerlo y luego hizo un gesto a una mujer que estaba sentada en el banco para que se acercara.
La mujer alta con corte de cabello pixie se acercó a nosotros, un bebé en sus brazos. Se detuvo frente a nosotros y el bebé nos miró —Dime si todavía lo dudas.
La sonrisa de Arius se desvaneció mientras el niño rubio lo miraba con sus ojos color miel. No voy a mentir. Era adorable y sinceramente pensaría eso si esta fuera una situación normal, pero no, no en este momento.
Algo ardía dentro de mí.