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Hay puntos en nuestras vidas donde el mundo parece demasiado cruel.
Parece que solo está tomando y tomando de ti, dejándote privado de todo lo que pensabas que era tuyo.
Te deja en un punto donde sientes que no te queda nada. Se ríe de ti y se asegura de que te grabes en el cerebro que nada fue tuyo para empezar. Cómo en este mundo, nada está destinado a durar.
Hacía frío.
La nieve se había acumulado en las calles y la mansión Alucard estaba tranquila.
El jefe mafioso sufría una sensación que nunca había experimentado en su vida.
Con cada día que pasaba, Arius sentía crecer el vacío en su pecho. El hueco vacío de la pérdida lo hacía difícil para él y no había nada que sintiera ganas de hacer.
Pero aún así, solo porque no quería hacer cosas no significaba que todas las responsabilidades desaparecieran, tenía que arrastrarse a trabajar y a veces, pensaba que era una bendición.