Después de que Sophie leyó el cuento antes de dormir para Anne y Jack, se dio cuenta de que su hijo ya estaba durmiendo en la cama con la boca bien abierta. Su gran cuerpo dominaba la cama que estaba destinada para una persona y empujaba a la pequeña Anne casi al borde de la cama. Esta vista hizo que Sophie moviera la cabeza en señal de negación.
Ella pensó que Jack era adorable. Su personalidad resaltaba más ahora que podía expresar sus sentimientos con expresiones faciales y palabras.
—Vaya, Jack... no deberías ocupar tanto espacio. Ahora tu hermana no puede dormir —dijo Sophie con un clic de su lengua. Quería empujar a Jack para despertarlo y moverlo a su propio dormitorio, pero Anne abrió los ojos y sujetó somnolienta la mano de Sophie.
Sophie se sorprendió de ver a su hija despierta. —¿Por qué no estás durmiendo? —Anne bostezó y dijo suavemente, —Estaba durmiendo, pero me sentí apretada.
—Lo despertaré para que tengas espacio para dormir —dijo Sophie.