Era de mañana, el sol brillaba y entraba a través de la ventana. Lentamente, Karenina empezó a abrir los ojos y, como era de esperar, no recordaba lo que había pasado anoche. Pero recordaba claramente su plan.
De inmediato se sintió sofocada. Vio su cuerpo bajo la manta, y se quedó con los ojos muy abiertos cuando se encontró desnuda.
Karenina se despertó, con la cabeza mareada y el cuerpo aplastado. Cuando se dio cuenta de que había perdido su virginidad, comenzó a llorar y a gritar histéricamente.
Se sentía repugnada consigo misma, pero se recordaba constantemente que había hecho todo eso para casarse con el rey. También era para vengarse del rey, quien había colgado su amor por cinco años al no darle ninguna claridad.
Después de días pasados en el dolor y el completo arrepentimiento, Karenina endureció su corazón y decidió que iba a mantener al Rey Nicolás atado a ella.