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Los días pasaban en la idílica cabaña cerca de Hauntingen. Un joven y una niña vivían juntos a pesar de todas las adversidades y circunstancias. Era difícil hablar con alguien que no podía hablar, pero Sophie y Nicolás eran capaces de comunicarse el uno con el otro con una relativa sensación de facilidad.
—Ah, voy a salir al jardín a regar algunas de las verduras. ¿Quieres acompañarme? —preguntó Sophie a Nicolás.
Él asintió con la cabeza.
—Oh, entonces salgamos ahora, ¿de acuerdo? —Sophie le sonrió y le tendió la mano.
Nicolás miró su mano y luego se la agarró. Él era el mayor de los dos por al menos 3 años. Así que le correspondía ser responsable y más maduro, pero Sophie solía asumir un papel más maternal.
Cuando Nicolás quería algo, señalaba y Sophie siempre le hacía preguntas a las cuales el chico respondía asintiendo o negando con la cabeza. Entre los dos, siempre era Sophie quien hablaba y Nicolás quien escuchaba.
A Nicolás no le importaba, sin embargo. Los dos salieron de la cabaña y rápidamente se dispusieron a hacer algunas tareas.
Sophie regaría las verduras y otras plantas, Nicolás ayudaría arrancando las malas hierbas o poniendo pequeñas vallas para evitar que los bichos entraran y se comieran sus verduras.
—¡Vaya, eres realmente fuerte y rápido! —exclamó Sophie con una sonrisa.
Nicolás la miró con una leve sonrisa y pensó: 'Sólo intento hacer todo lo posible para ayudarte. Qué difícil debe ser vivir sola sin padres. Eres increíble'.
Sophie no se dio cuenta de los pensamientos de Nic y simplemente señaló una canasta vacía.
—Si no te importa, ahora que hemos terminado con las verduras, es hora de ir a pescar o recoger algunas bayas maduras. Se venden por mucho en Hauntingen, así que realmente podríamos comprar carne si conseguimos una buena oferta —dijo Sophie.
Nicolás siguió sus instrucciones y la recogió.
Miró a su alrededor en busca de la línea de pesca pero Sophie ya la llevaba junto con un pequeño cubo lleno de gusanos. Le impresionaba que una niña pudiera hacer cosas así.
Las chicas que había conocido en el palacio o que le habían presentado como hijas de duques y otros nobles estaban todas muy concentradas en 'jugar' con Nicolás o en llamar su atención.
Él estaba feliz de estar con alguien como Sophie. Una persona que le quería y cuidaba de él sin conocer la verdad sobre su identidad. Ella era una gran persona y eso era lo que a Nicolás le gustaba de vivir con ella.
Y, aun así, aunque Nicolás siguiera a Sophie, sabía que sus días viviendo con ella pronto llegarían a su fin. Nicolás ya se había recuperado de sus heridas y había podido ayudar a pagar un poco de su deuda con Sophie.
Pero Nicolás sabía que si realmente quería recompensar a Sophie por todo lo que había hecho por él, era hora de que regresara al palacio.
***
Una noche, Nicolás se levantó de su cama y comprobó el dinero que había recibido de Sophie. Ya que ambos trabajaban en cuidar las verduras y otras tareas alrededor de la cabaña, él recibió una parte de los ingresos.
El chico hizo lo posible por ahorrar.
Nicolás lo aceptó porque era necesario para poder encontrar la manera de regresar a casa. La última vez, cuando estaba en el mercado con Sophie, también compró un bloc de papel y una pluma con algo de tinta.
'Querida Sophie,
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Muchas gracias por cuidarme durante el último mes. Ha llegado el momento de regresar a mi hogar pero aseguraré de volver por ti con mis padres y compensarte por todo lo que has hecho por mí.
Atentamente —Nicolás.
Le resultaba difícil despedirse de alguien como Sophie. ¿Cómo podía realmente dejar a una niña más joven que él sola en buena conciencia? Después de todo el tiempo juntos, Nicolás estaba reticente.
Nicolás cerró los ojos y sacó un anillo de su bolsillo. Era lo más preciado que tenía en este mundo ya que pertenecía a su difunta abuela y se lo regalaron después de su fallecimiento. Lo atesoraba llevándolo a todas partes.
Hace poco más de un mes, la abuela de Nic murió y él acompañó a sus padres al funeral, que fue cerca del límite del reino.
Fue entonces cuando el clan de hombres lobo los atacó durante esa noche y secuestró a Nicolás. Lo llevaron y lo hicieron sufrir durante algunos días lejos de su familia antes de que finalmente le dieran la maldición de la licantropía.
Miró con tristeza el anillo de su abuela y lo colocó encima del papel.
Era un pequeño regalo para que Sophie recordara que él volvería por ella.
«Aunque me gusta estar aquí... necesito regresar a la capital y al palacio. Mi familia también debe estar increíblemente preocupada por mí.» Nicolás pensó para sí mismo y miró hacia atrás a Sophie durmiendo.
Sophie dormía profundamente y parecía cómoda en su cama, pero de repente gimoteó. Los ojos de Nic se abrieron de par en par y se acercó rápidamente a la niña y tocó su mano. ¿Estaba teniendo otra pesadilla?
Nicolás observó cómo su expresión se relajaba mientras apretaba su mano como si nunca quisiera soltarlo. No tenía ni idea de lo que le había ocurrido a sus padres porque ella nunca hablaba de ellos, pero Nicolás sabía que era triste.
Ningún padre hubiera querido abandonar a su hijo solo en el mundo.
Uff.
Resultaba tan difícil levantarse de repente y marcharse, pero Nicolás sabía que si intentaba salir de la cabaña por la mañana, nunca podría irse de Hauntingen con éxito.
Una parte de Nicolás también quería llevarse a Sophie con él a la capital, pero considerando su edad y las numerosas ciudades y pueblos que visitarían... Era peligroso. Ni siquiera contar la cantidad de dinero que necesitarían.
Nicolás tampoco quería separar a Sophie de la vida tranquila que estaba viviendo.
Una vez que reunió el suficiente valor y tomó todo lo que necesitaba para salir de Hauntingen, Nicolás desapareció esa noche.
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