Vuelta en el café, el chico se sintió confuso por las palabras del anciano. Miró las noticias en la pantalla mientras comía su sándwich.
—¿Los conoces? —el chico preguntó, refiriéndose a las víctimas del incendio.
—Sí... Son todas personas buenas que cuidaron muy bien a una de mis personas queridas —respondió el hombre.
—¿Entonces por qué te ves decepcionado? Deberías estar contento de que estén vivos —comentó el chico con franqueza. Tomó su teléfono móvil y escribió un mensaje para informarle a la chica que el hombre que les había regalado el juguete había vuelto.
—Mmm, tienes razón pero ya no son de utilidad... Quiero que desaparezcan de la escena, así que me siento decepcionado al saber que escaparon de ese incendio —contestó el hombre con un ceño fruncido.