Lana y Luo intercambiaron miradas significativas mientras observaban al niño, que probablemente tenía de nueve a doce años, introducir un ficha en la máquina y empezar a manejarla con calma.
—Ohhhh. Ya casi está... —animaba Lana mientras el niño lograba enganchar un lindo peluche y ambas gritaron cuando él realmente lo metió en el hueco y consiguió uno.
El niño lindo se lo dio a Lana y luego miró a Luo y dijo:
—Conseguiré otro para ti hermana mayor, no te preocupes.
Ambas mujeres vitorearon como niños y se abrazaron cuando el niño tuvo éxito en agarrar otro de los lindos peluches dentro de la máquina.
—Oh, qué niño tan bueno. Muchas gracias por estos —comentó Luo y le acarició el pelo al niño.
Mientras Lana lo abrazaba y decía:
—¡Oh! eres muy bueno en esto. Muchísimas gracias...
Con la cara ruborizada, el niño se rascó la cabeza y les regaló una sonrisa tímida a las dos.