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—Miley finalmente accedió a ir con Jorge a su casa esa noche —dijo ella—. Su corazón se fundió con sus tiernas palabras, y no pudo rechazar su solicitud de dormir con él. Cuando él dijo que no quería terminar la noche con malentendidos entre ellos.
—Sonrió con un dejo de orgullo, y poco a poco se expandió por su rostro porque apreciaba que Jorge pensara así. Si él fuera siempre igual, entonces definitivamente tendrían un vínculo armónico y fuerte. Ella lo amaba por no cerrar el día con malentendidos acechando entre ellos, y él estaba decidido a resolverlos antes de que fuera demasiado tarde.
—Terminó de arreglarse y se acostó en la cama, esperando a que Jorge terminara de arreglarse y se uniera a ella en la cama. No quería admitirlo, pero verlo lo primero en la mañana se había convertido también en un hábito adictivo para ella.