—Entiendo, bro... No, quiero ayudarlos en cualquier condición. Sí, estaré allí —dijo Liam en la otra línea.
—Realmente lo siento Liam por meterte en todo esto... —se disculpó Ryu en la otra línea, y Liam podía sentir cuán cargado de culpa estaba la voz de su primo. Sabía que Ryu no quería que se involucrara con el caso tanto como fuera posible, pero a veces no había elección en la manera en que podíamos manejar las cosas.
—Deja eso, hermano. Aquí vamos de nuevo. Me harás sentir mal si continúas disculpándote de esta manera. Somos familia y sabes que incluso tú harías lo mismo por nosotros, así que por favor saca esas cargas de tu corazón. Estoy dispuesto de corazón a hacer esto —rió entre dientes Liam.
Después de un poco más de conversación entre Ryu y él, la llamada terminó.
Liam miró la cama y frunció el ceño al ver que Lana aún no estaba allí. La encontró parada afuera en su balcón, mirando el cielo nocturno.
