—¿Por qué frunces el ceño? ¿Todavía estás molesta? —preguntó Liam casualmente.
—¿Por qué iba a estar molesta? Simplemente no estoy de humor para hablar —Lana ladró y caminó directamente a su habitación. Liam la siguió mientras Lana se apresuraba.
—¿Estás en tus días? —preguntó Liam al entrar en su dormitorio.
Lana se giró hacia él y dijo:
—No. Y que conste, la regla no me pone de mal humor así.
Liam frunció el ceño y dijo:
—Pero te ves tan irritada. ¿Es por el incidente con Gracy?
Las cejas de Lana se arquearon mientras murmuraba:
—¿Y por qué debería estar irritada por eso? ¿Acaso no disfrutaste el espectáculo que te dio en la oficina? ¡Parece que lamentas que me haya interpuesto en tus momentos íntimos!
—Definitivamente está celosa, ardiendo por dentro pero no puede decirlo... jajaja —Liam pensó con una sonrisa porque estaba disfrutando del frenesí celoso de Lana.