—Gracy... Solo lo diré hoy, una vez, así que por favor tenlo presente en tu mente. Nadie, repito... Nadie puede tocar a mi esposa. Ni siquiera tú. Si algún día me entero de que has dado siquiera un paso en contra de mi esposa, tendrás que responderme directamente a mí —Liam gruñó.
—Y recuerda también que se acabaron los días en que éramos niños, ahora somos todos adultos maduros y sensatos. Tenemos nuestras propias vidas y todos hemos cambiado de aquellos jóvenes ingenuos y temerarios a adultos maduros y sensatos.
Y sí, mi gusto ha cambiado bastante en estos últimos años, mi café favorito también ha cambiado y este que todavía puedo tomar, pero ahora mi favorito es el capuchino, igual que la bebida de Lana.
—Gracy tragó saliva pero en un tono apagado refunfuñó —¿Acaso me estás amenazando, Liam? Solo estaba preocupada por ti y tu familia y por eso hice todo esto, y ¿por qué pensarías que yo acosaría a Lana? ¡Por supuesto que no! No soy ese tipo de mujer que se rebaja tanto.