La puerta del cuarto oscuro se abrió, y Logan entró.
Encendió las luces y su mirada oscura cayó sobre Delarcy, quien estaba sentada en el suelo con la cabeza enterrada en sus rodillas y los brazos envueltos alrededor de sus piernas.
—Hola… —dijo con una sonrisa en su cara, y Delarcy levantó la cabeza para mirarlo.
—¿Qué quieres? —preguntó ella.
Logan rió entre dientes y se acercó a ella.
Se agachó hasta su nivel y la agarró por la barbilla.
—¿Recuerdas aquel día en el ascensor? —preguntó.
—¿De qué estás hablando? —Delarcy lo miró con el ceño fruncido.
—Oh, aquel momento en que me miraste con desprecio en tus ojos. Siendo tan leal a tu amo, hmm. —rió, y al parecer habiendo recordado el día fiel del que hablaba, el ceño fruncido de Delarcy se acentuó.
—¿Y qué? —ella preguntó.