Era Adrik.
Los labios de Leia se entreabrieron suavemente. —Adrik...
Los ojos verdes del hombre se encontraron con los de ella, y él la miró cínicamente. —Hola...
Leia apretó más la mano de Levian, y soltó un suave suspiro. —Levi, ¿podrías volver? Vendré por ti más tarde.
—Pero-
—Te prometo que volveré. Anda primero. —Ella revolvió su cabello con una sonrisa. Levian estaba reticente, pero asintió con la cabeza y pasó junto a Adrik para dirigirse hacia Nihal, que lo esperaba en el coche.
Leia soltó un suave suspiro y levantó la vista hacia el hombre grande y alto que la miraba desde arriba. —¿Helado?
Una sonrisa apenas perceptible se formó en el rostro de Adrik, y él tomó el helado de ella. —Hace tiempo.
—Cierto. —Asintió, concordando con él—. Adrik, sabes, yo-