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Vicente lo miró fijamente y sacudió la cabeza lentamente. —No…
—¿Estás seguro? ¿Por qué estabas cansado, entonces? Pareces como si algo te preocupara —Nix arqueó una ceja hacia él, muy seguro de que algo no estaba bien.
Vicente dejó escapar un suave suspiro y se sentó en el sofá. —Realmente no es nada —dijo—. Últimamente he tenido la sensación de que algo iba a salir mal uno de estos días. Es como una molesta sensación de tirón que no puedo quitarme y hace que mi corazón se acelere la mayoría del tiempo.
—Eso es… —Nix parpadeó confundido y se acercó para sentarse a su lado—. Sé que cuando te pasa eso, por lo general ocurre algo malo, pero... ¿qué podría ser? Yo no puedo pensar en nada terrible que pudiera pasarte.
—¿Y si no soy yo? ¿Y si es alguien más? —preguntó Vicente, bastante preocupado.