Nihal llegó en coche a la mansión y aparcó.
Bajó y abrió la puerta.
Valerio salió y ayudó a Edric a bajar.
Con la ayuda de Nihal, lo llevaron a la mansión y lo hicieron sentar en el sofá de la sala de estar.
Esperaron pacientemente y pasaron unos minutos antes de que la puerta de la mansión se abriera de golpe.
Nix, a quien habían estado esperando, entró con una expresión realmente cansada en su rostro y una bolsa colgando a su lado.
—Oh, dios, llegaste —un suspiro de alivio salió de la nariz de Valerio, pero Nix, que no estaba nada contento, pasó de largo hacia la sala de estar.
Miró hacia abajo a Edric, cuyo rostro se veía realmente pálido y con el ceño fruncido.
—¿Qué le pasó? —preguntó.
—Fue torturado —respondió Valerio.
—¿Por quién? —por curiosidad, Nix se giró para mirarlo.
—Por Donald —Valerio respondió, cambiando su expresión a una de enfado.
—¿Eh? ¿Por qué? ¿Qué sucedió? —ahora confundido, Nix preguntó inclinando la cabeza hacia un lado.