Valerio, ya terminado su baño, se deslizó dentro de su pantalón de pijama.
Lo subió y caminó hacia el espejo de la habitación.
Había vuelto a su dormitorio principal, ya que se sentía mucho más cómodo allí, incluyendo el hecho de que todas sus pertenencias estaban ahí.
Se miró a sí mismo a través del espejo, y un profundo respiro escapó de su nariz.
—Esto va a doler —murmuró y cogió las tijeras de la mesa.
Procedió a cortar las vendas, pero Everly, que había entrado justo a tiempo para verlo a punto de hacerlo, se apresuró hacia él y le arrebató las tijeras de la mano.
—¡¿Qué estás haciendo?! —preguntó ella con una expresión aprensiva visible en su rostro.
—¿Eh? ¿Qué pasa? —Valerio, que estaba confundido sobre por qué ella le había quitado las tijeras, parpadeó con perplejidad.