Por otro lado, Nix miraba a Vicente, y en un arranque de furia lo agarró del brazo y comenzó a arrastrarlo consigo.
—¡Suéltame, Nix! —Vicente lo fulminó con la mirada, pero Nix lo ignoró, con los ojos llenos de ira.
Lo jaló escaleras abajo y, una vez que estuvieron fuera del edificio, Vicente le arrebató el brazo.
—¡Quita tus sucias manos de él! —Le frunció el ceño, pero Nix, que no estaba para nada de buen humor, le lanzó un puñetazo en la cara con ira.
—¡Idiota! ¿Qué te pasa? ¿Acaso piensas antes de actuar? —Lo cuestionó y Vicente levantó la cabeza para mirarlo.
—¿Y tú acaso piensas antes de actuar? ¿Qué hiciste? —Le lanzó una mirada cargada de ira con sus ojos dorados brillando intensamente, mostrando cuánto enfadado estaba. —Ibas a levantarte e irte así como así, sin al menos hacer un esfuerzo. ¿Qué querías hacer? ¿Quedarte parado y ver morir a Valerio? —Lo retó, y enojado, Nix lo golpeó de nuevo.