Era doloroso. Lina despertó en la oscuridad, con las velas apagadas y la ventana bien cerrada. Una sola lágrima se deslizó por su ojo. Había muchas más listas para seguir, esperando en el borde de sus párpados, pero inhaló y las contuvo. Atlan había dicho que se sentiría bien, pero apenas fue así. Era doloroso.
Al principio, había un dolor insoportable y él se había empujado más fuerte contra ella.
—Mentiroso.
Lina no sintió placer alguno. Sin embargo, Atlan había sido amable.
Atlan le acarició la cara y la besó en la boca, algo que ella nunca había experimentado antes.
Lina se sentó temblorosa en la cama, sin darse cuenta de que se había quedado dormida.
¿Dónde estaban sus sirvientes? Levantó las mantas, palideciendo al ver la escena. Había pequeñas gotas de sangre en las sábanas blancas.
—Pero no es mi época del mes... —Lina se interrumpió, mirando las manchas confundida.