[Continuación del flashback.]
Lina notó que el Emperador había acariciado la cara de su madre. Sabía que era hora de excusarse.
A veces, Lina se preguntaba por qué el Emperador incluso se había casado con la Emperatriz y la Primera Concubina si no iba a amarlas. Entonces, Lina escuchó la historia de su madre y el Emperador.
Era asombroso que su madre incluso hubiera podido convertirse en la Segunda Concubina. En ese tiempo, la Segunda Concubina era de sangre real, pero de una casa caída sin riqueza, sin poder y sin perspectivas.
Toda la corte imperial negó vehementemente la relación hasta que estuvo seguro que los hijos de la Segunda Concubina no se convertirían en heredero. Solo después de dos esposas el Emperador finalmente tuvo permiso para casarse.
—Por favor, discúlpeme, Padre —dijo Lina, inclinándose en una pequeña reverencia y decidiendo marcharse.
—Espera —ordenó el Emperador.
Lina lo hizo al instante.