Hace 980 años.
—¡Princesa, es hora de levantarse! —una voz llamó frenéticamente en el fondo, yendo y viniendo cerca de la enorme cama en el centro de la maravillosa tienda. Mordía nerviosamente su labio inferior, preocupada por su Princesa que dormía profundamente.
—Ugh... —Lina gruñó al escuchar el sonido, sujetándose la cabeza por el horrible dolor que tenía.
—Princesa, ya está despierta. ¡Por fin! —La sirviente pió, aplaudiendo de alegría. Una gran sonrisa se dibujó en su rostro.
Lina estaba desconcertada. Abrió los ojos y examinó su entorno. Su visión era borrosa y se sentía como si hubiera dormido una eternidad. Cansadamente, se levantó de la cama y se estiró.
—Tuve un sueño tan extraño, Miah —dijo Lina, frotándose los ojos, para que se ajustaran a su entorno.
Lina echó un vistazo alrededor de su tienda, sintiendo que esto no era la realidad.
—¿Qué tipo de sueño, Princesa? —preguntó Miah.